viernes, 6 de enero de 2012

El curso de Tláloc en el DF

Este inicio del 2012 ha estado marcado por diversos comunicado en los que personal del INAH asegura que el legendario monolito de Tláloc frente al museo de antropología necesita restauración. Indagando un poco sobre Tláloc, llegué a un lugar enigmático de la ciudad que nos remonta a la historia contemporánea sobre la captación de agua para la ciudad de México.

Nos remontamos a 1942, año en que el presidente Avila Camacho comienza con las obras para capatr el agua de los manatiales del río Lerma y traer el preciado líquido a la ciudad. Unos años después, bajo el régimen del licenciado Alemán se comienza formalmente un proyecto en el cual se integrarían el conocimiento técnico y los lenguajes del arte y la ciencia, de manera que no sólo era un proyecto útil para procurar el abastecimiento de agua para la sociedad, sino que además intentaba sembrar en ella el el culto a la belleza y al conocimiento. La obra estuvo a cargo del arquitecto Ricardo Rivas, el ingeniero Eduardo Molina y el mítico artista Diego Rivera, conocida hasta nuestros días como Cárcamo de Dolores.
Dentro de las obras hidráulicas, Rivera logro la integración plástica del mural "El agua origen de la vida", la escultura de la fuente de Tláloc y la arquitectura del edificio.


La fuente dedicada a Tláloc, señor de las aguas en diferentes cosmogonías indígenas, está diseñada para ser apreciada íntegramente desde el cielo. Su cuerpo cubierto de piedras de colores y azulejos, semeja el contorno de las montañas. Con la mano izquierda siembra granos de maíz y con la mano derecha ofrece dos mazorcas. Manantiales, ríos, serpientes, peces, una rana, águila y nopal, así como una milpa, pueblan el mundo acuático del que emerge Tláloc. Destaca en el fondo de la fuente una enorme serpiente emplumada: Quetzálcoatl, deidad que según los mitos nahuas entregó a los hombres el maíz como alimento.
Para llegar al recinto donde se encuentra esta majestuosa obra, hay que caminar bastante, pasar por el periférico hasta llegar al museo de la CFE y seguir caminando unos metros más; de pronto uno se encuentra en medio de fuentes enormes rodeadas por serpientes de piedra, que se ubican dentro del contexto del Cárcamo y que en su tiempo sirvieron para transportar el agua y que hoy día están secas y olvidadas. Al pasar por estas fuentes, llegan los recuerdos de diferentes épocas, la época en la que de niños visitábamos la segunda sección del bosque para darnos vuelo en los juegos mecánicos, y también viene a la mente una película de los 70s en que Mauricio Garcés camina por las fuentes, aún con agua cristalina. http://www.youtube.com/watch?v=4uUWSJC7S5c&feature=related
Parece increíble tener este espacio de arte y tranquilidad en medio de todo el ajetreo de la ciudad.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por visitar mi blog... estos días me daré una vuelta por el tuyo. Saludos.

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